martes, 31 de julio de 2012

Los Servicios Sociales en Alerta Naranja

En los últimos tiempos estamos asistiendo a un auténtico golpe al Estado de Bienestar, hemos visto como los ejes del Estado de Bienestar se han visto heridos de muerte. Todo el Mundo conoce de sobra y al detalle los recortes en el sistema de Seguridad Social, Sanidad, Educación y Vivienda pero sin embargo, otro sistema de protección social, los Servicios Sociales ha sido fuertemente recortado y aunque no den cuenta de ello los medios de comunicación del mismo modo que hacen con el resto de sistemas, bien lo están sufriendo los cada vez más beneficiarios de éste sistema de protección social. Si cabe, me atrevería a decir que de todos los recortes y de todas las agresiones al Estado de Bienestar, la mayor ha sido efectuada al Sistema de Servicios Sociales, los dobles recortados por el sencillo motivo que al igual que otros sistemas, ha visto reducidos sus recursos para proporcionar unos servicios de calidad pero sin embargo, la demanda de éstos servicios, ha aumentado considerablemente llegando a situaciones en las que el sistema se ha visto colapsado dejando a miles de personas fuera de la protección del mismo quedando sus derechos en entredicho.
No entraré tanto a comentar las causas de éste golpe al Estado de Bienestar que ya he comentado en otras publicaciones, está claro que en el nombre del capital, de los bancos, de los mercados, de las inversiones, han vendido nuestra democracia, nuestros derechos y nuestro bienestar para incrementar los privilegios de los de siempre, la clase política, los banqueros y especuladores, los grandes empresarios o el clero a costa de los más débiles, de ese 99% que aún no ha despertado quedando en situación de shock ante la situación de pánico de miedo que se ha infundido desde los medios y desde la tribuna de los que tienen el poder. Una farsa muy bien pensada de hace tiempo, no es que no haya dinero como dice Montoro, símplemente es que no hay pan para tanto chorizo.
Entraré pues a referirme a éste atraco a mano armada que se ha hecho contra el sistema de Servicios Sociales, un sistema que aún no se había acabado de desarrollar en España, que por la dictadura franquista, llevaba un retraso de cuarenta años con respecto a otros países de Europa quedando reducida a la beneficiencia eclesiástica y que con la democracia y el primer gobierno progresista se trató de convertir en un verdadero sistema de Servicios Sociales, de derechos sociales, de derechos subjetivos universales, para toda la ciudadanía, unos servicios y prestaciones de calidad al que los ciudadanos puedan acceder por derecho y no por la gracia de Dios, destinado a potenciar la autonomía del individuo y su promoción personal, la dignidad frente a la dependencia y la humillación contribuyendo así a una sociedad más igualitaria en la que todo ciudadano independientemente de su condición y su situación personal, pueda participar en condiciones de igualdad en la sociedad en la que vive y acceder a los recursos sociales de su comunidad. De éste modo se consiguieron grandes logros durante los años 80 y 90 con la LISMI para las personas con minusvalía, las Pensiones no Contributivas, la implantación de una red de Servicios Sociales Básicos en todos los municipios del Estado, leyes de Servicios Sociales en las diferentes autonomías hasta llegar a la Ley de Dependencia del año 2006. Aquí, en ésta última Ley es en donde se quedó el progreso de éste sistema de protección social, entrando en la puerta de los derechos subjetivos universales, efectivos para un sector de la población, las personas dependientes pero aún quedaba alcanzar esa universalidad y esos derechos para la totalidad de colectivos en situación de vulnerabilidad.
Justo cuando se iba a dar ese gran paso hacia adelante, a convertir nuestro sistema de bienestar social en un modelo próximo al de países como Suecia o Dinamarca y más alejado al tradicional sistema de beneficiencia, llega la farsa de la que he hablado anteriormente en cuyo nombre se empieza a desmantelar de modo fulminante todos esos logros adquiridos, pretendiendo volver a la beneficiencia y dejando a los ciudadanos en situación de mayor vulnerabilidad a la deriva, expuestos a merced de la bestia capitalista, mientras el drástico crecimiento del desempleo unido a los recortes hace incrementar las tasas de pobreza, la desaparición de las clases medias y el aumento de la desigualdad social, la protección a los más desfavoridos se ve poco a poco viendo eliminada.
Una de las primeras estrategias ya utilizadas desde años anteriores a la "crisis" fue la privatización de éstos servicios, que lejos de contribuir a la mejora de los mismos, contribuyó a su pérdida de calidad, a la precarización de las condiciones laborales de los trabajadores de éstos servicios (inseguridad laboral, baja formación, personal auxiliar ejerciendo funciones de técnicos...), los despidos masivos de éstos y a la corrupción, un elemento que suele ir vinculado a las contratas y cesiones típicas de los procesos de privatización.
La efectividad de los servicios y prestaciones se ha quedado desbordada y los derechos de los ciudadanos en mera declaración de intenciones con filas de espera de meses para recibir atención en los centros de servicios sociales, retrasos en las prestaciones de urgencia y para personas en exclusión económica, retrasos en las prestaciones y servicios a las personas dependientes de más de un año, eliminación de programas para la promoción y autonomía de colectivos como mujer, discapacitados, minorías étnicas, menores, juventud o en el ámbito socio-laboral.
Mientras tanto, se han aumentado las partidas destinadas a la Iglesia Católica, las cuales, lejos de lo que pretenden hacer creer los medios de comunicación han ido más bien destinadas al enriquecimiento de cardenales y obispos más que a la Obra Social de ésta institución. En todo caso, ésta actitud de recorte al sistema público de servicios sociales y aumento de partidas a la Iglesia es una demostración más de lo que prenden nuestros gobernantes que no es otra cosa que volver al franquismo eliminando el sistema de Servicios Sociales para volver a la beneficiencia. Quien se encuentre en situación de exlcusión social, que no acuda a su Ayuntamiento, que acuda a su Parroquia dado que su Ayuntamiento no le va a poder atender al haber quedado privado de medios por el Estado.
Frente a ésta situación de injusticia, se ha levantado por fín la voz de los sin voz, ha empezado la Marea Naranja que se une al arcoiris de mareas que están llenando las calles de España pidiendo un nuevo modelo de éstado, una revolución social que acabe con ésta farsa reclamando una verdadera democracia contra la dictadura de los mercados. Somos una marea de gente, una gran mayoría que reclamamos hacer valer nuestros derechos y condenar las agresiones que han sufrido, que no nos resignamos a que la mayor parte de la población se vea condenada al riesgo o a la exclusión social sin protección y a la deriva, que nos hemos comprometido a luchar por cambiar las cosas y que estamos convencidos de que lograremos nuestro cometido volviendo a tener unos Serivicios Sociales y un Estado de Bienestar digno y en la que los profesionales que trabajan en los Servicios Sociales deben participar activamente junto a la población por el simple deber profesional, porque luchar por un mundo más justo es luchar por la integración social de muchas personas, porque malamente podremos defender los derechos de los demás si no sabemos defender siquiera los nuestros.
Somos una marea de gente, diferentes todos pero unidos por un mismo fin trabajando a la par por lograrlo. Servicios Sociales para todas y todos ¡RECORTES NO!¡NO TE CALLES!

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