Llega la tarde de domingo en Bijuesca, uno observa con tristeza cómo uno a uno van marchando la gente a la ciudad, tan sólo unas horas atrás el bar del pueblo estaba lleno a reventar, en todas las calles del pueblo siempre había alguien que encontrarse, se oía a lo lejos a algún vecino acercarse por la plaza, las puertas y ventanas de las casas todas abiertas...
De golpe y porrazo en el bar del pueblo sólo quedamos yo, el camarero y un vecino que atentamente mira la televisión, sale uno a la calle y tan sólo se encuentra con un gato cruzando la calle y de fondo, tan sólo el silencio peturbado puntualmente por el canto de un pájaro o el ladrido de un perro, las puertas y ventanas ya están cerradas a cal y canto, viene la noche, la eterna noche de invierno o de entre semana en la que el pueblo permanece dormido...casi muerto...
Casi muerto tras una lenta agonía que como tantos otros pueblos del valle (el Manubles), de la comarca (Calatayud), de otras vecinas (El Aranda) y la vecina provincia solitaria de Soria viven desde hace varias décadas.
El campo, aquello de lo que ninguna sociedad por muy avanzada que esté puede prescindir, la madre naturaleza, los frutos de la tierra...está agonizando. Los modelos industriales de producción, los intermediarios, la competitividad de los mercados, la escasa recompensa a tan duro esfuerzo, la ausencia de inversiones, los aparentemente más cómodos modos de vida de la ciudad, la ciudad donde se encuentran los que toman las decisiones, esa donde se encuentran todos los recursos, las deficientes comunicaciones, la ciudad donde está la gente y los dineros...Tantas y tantas son las causas que podemos numerar que nos han llevado a ésta triste situación de los pueblos, una especie de cancer degenerativo, de carácter endémico e irreversible que parece llevar a la nada. Muchas las causas pero nadie encuentra el remedio, la solución.
Parece difícil encontrarla, esa fórmula mágica que llene de vida a nuestros pueblos, al igual que las causas que llevaron a su depresión también son muchas las propuestas tales como la comarcalización, la mejora de las infraestructuras, los modos de vida alternativos, agricultura ecológica, industria innovadora, la inmigración, servicios sociales para los mayores, el turismo de interior y tantas y tantas propuestas todas con buena intención pero que en muchos casos han avanzado poco.
El caso es que un renacimiento de nuestros pueblos es posible, el optimismo y la confianza en un cambio es el primer paso para avanzar, hay que tener en cuenta que el modo de vida de las ciudades y su desarrollo es aunque sea a largo plazo insostenible, genera más problemas de los que soluciona, emplea más recursos de los que genera, es totalmente desacorde con el orden natural. En mi teoría cíclica sobre el devenir de los tiempos pienso que la naturaleza siempre recupera su orden, si se pone una piedra que obstruya el paso del agua tarde o temprano la piedra se romperá y el agua volverá a pasar de igual forma que hemos venido del campo, fuimos a la ciudad y tarde o temprano volveremos al campo en donde está la fuente de toda riqueza. Bien se sabe que en los tiempos de miseria y oscuridad era allí en el campo de donde surgía el alimento en donde no había hambre y se vivía menos mal y en la ciudad donde abundaba el hambre y la miseria, de donde surgieron todas las problemáticas sociales contemporáneas.
Una vez creamos en nuestros pueblos y en un futuro para ellos, es preciso el esfuerzo de cada uno por salvarlos, quien más quien menos procede del campo y en mayor o en menor medida todos podemos aportar un pequeño grano de arena para darles aire y ésto no consiste en ir a las fiestas pegándose la gran juerga y ya está todo, también es ir más fines de semana en vez del suculento viaje con la pareja de turno a Cambrils, también es una pequeña reforma en la vieja casa siempre necesitada de un arreglo, también es un empadronamiento si no hay nada que perder, también crear y participar activamente en una asociación cultural, también tomar interés por la actualidad de la zona, comprar a las tiendas de la zona y vendedores ambulantes y no traer toda la compra del Hiper de la capital, buscar si no hay trabajo un currelo si no en el pueblo en uno más o menos cercano y volver a vivir al pueblo, gastarse algo en el bar del pueblo (siempre a precios módicos comparados con los de los pubs urbanos) y no hacer botellón con los licores también comprados en el Hiper de la ciudad, participar en la comisión de fiestas, cuidar el medio-ambiente, facilitar el acceso al alojamiento a aquel inmigrante que trabaje por la zona, invitar a amigos a visitar el pueblo, difundir sus encantos por la red y tantas y tantas ideas que puedan caber pues no hay nada más valioso que las ideas y si nos juntamos todos y las unimos más tendremos y cuantas más tengamos, más avanzaremos aunque muchas no nos sirvan, todo es cuestion de voluntad, de creer en lo que hacemos y de ganas de transformar la realidad.
Nunca hay que olvidar que nuestro pueblo tendrá vida mientras quede alguien guardándolo, sea día o sea noche, sea invierno o verano, el día que no quede un "guardián" en el pueblo, éste perderá la vida, de nada servirá que los que se fueron quieran irse de fiestas para el Santo de turno, todo estará perdido y caerá en el olvido...
Un paraíso nos espera, un mundo donde reina la paz, no existe el estres, ni el ruido, ni los humos, donde todos se conocen, donde te tratas de tu a tú desde el más pobre al más rico, donde las redes sociales son más fuertes, prima lo comunitario sobre el individualismo, donde se puede abrazar a la madre tierra. Un mundo donde se puede ser feliz. El pueblo te espera, no lo dejes morir. Todos juntos podremos poner un STOP a la despoblación rural.
De golpe y porrazo en el bar del pueblo sólo quedamos yo, el camarero y un vecino que atentamente mira la televisión, sale uno a la calle y tan sólo se encuentra con un gato cruzando la calle y de fondo, tan sólo el silencio peturbado puntualmente por el canto de un pájaro o el ladrido de un perro, las puertas y ventanas ya están cerradas a cal y canto, viene la noche, la eterna noche de invierno o de entre semana en la que el pueblo permanece dormido...casi muerto...
Casi muerto tras una lenta agonía que como tantos otros pueblos del valle (el Manubles), de la comarca (Calatayud), de otras vecinas (El Aranda) y la vecina provincia solitaria de Soria viven desde hace varias décadas.
El campo, aquello de lo que ninguna sociedad por muy avanzada que esté puede prescindir, la madre naturaleza, los frutos de la tierra...está agonizando. Los modelos industriales de producción, los intermediarios, la competitividad de los mercados, la escasa recompensa a tan duro esfuerzo, la ausencia de inversiones, los aparentemente más cómodos modos de vida de la ciudad, la ciudad donde se encuentran los que toman las decisiones, esa donde se encuentran todos los recursos, las deficientes comunicaciones, la ciudad donde está la gente y los dineros...Tantas y tantas son las causas que podemos numerar que nos han llevado a ésta triste situación de los pueblos, una especie de cancer degenerativo, de carácter endémico e irreversible que parece llevar a la nada. Muchas las causas pero nadie encuentra el remedio, la solución.
Parece difícil encontrarla, esa fórmula mágica que llene de vida a nuestros pueblos, al igual que las causas que llevaron a su depresión también son muchas las propuestas tales como la comarcalización, la mejora de las infraestructuras, los modos de vida alternativos, agricultura ecológica, industria innovadora, la inmigración, servicios sociales para los mayores, el turismo de interior y tantas y tantas propuestas todas con buena intención pero que en muchos casos han avanzado poco.
El caso es que un renacimiento de nuestros pueblos es posible, el optimismo y la confianza en un cambio es el primer paso para avanzar, hay que tener en cuenta que el modo de vida de las ciudades y su desarrollo es aunque sea a largo plazo insostenible, genera más problemas de los que soluciona, emplea más recursos de los que genera, es totalmente desacorde con el orden natural. En mi teoría cíclica sobre el devenir de los tiempos pienso que la naturaleza siempre recupera su orden, si se pone una piedra que obstruya el paso del agua tarde o temprano la piedra se romperá y el agua volverá a pasar de igual forma que hemos venido del campo, fuimos a la ciudad y tarde o temprano volveremos al campo en donde está la fuente de toda riqueza. Bien se sabe que en los tiempos de miseria y oscuridad era allí en el campo de donde surgía el alimento en donde no había hambre y se vivía menos mal y en la ciudad donde abundaba el hambre y la miseria, de donde surgieron todas las problemáticas sociales contemporáneas.
Una vez creamos en nuestros pueblos y en un futuro para ellos, es preciso el esfuerzo de cada uno por salvarlos, quien más quien menos procede del campo y en mayor o en menor medida todos podemos aportar un pequeño grano de arena para darles aire y ésto no consiste en ir a las fiestas pegándose la gran juerga y ya está todo, también es ir más fines de semana en vez del suculento viaje con la pareja de turno a Cambrils, también es una pequeña reforma en la vieja casa siempre necesitada de un arreglo, también es un empadronamiento si no hay nada que perder, también crear y participar activamente en una asociación cultural, también tomar interés por la actualidad de la zona, comprar a las tiendas de la zona y vendedores ambulantes y no traer toda la compra del Hiper de la capital, buscar si no hay trabajo un currelo si no en el pueblo en uno más o menos cercano y volver a vivir al pueblo, gastarse algo en el bar del pueblo (siempre a precios módicos comparados con los de los pubs urbanos) y no hacer botellón con los licores también comprados en el Hiper de la ciudad, participar en la comisión de fiestas, cuidar el medio-ambiente, facilitar el acceso al alojamiento a aquel inmigrante que trabaje por la zona, invitar a amigos a visitar el pueblo, difundir sus encantos por la red y tantas y tantas ideas que puedan caber pues no hay nada más valioso que las ideas y si nos juntamos todos y las unimos más tendremos y cuantas más tengamos, más avanzaremos aunque muchas no nos sirvan, todo es cuestion de voluntad, de creer en lo que hacemos y de ganas de transformar la realidad.
Nunca hay que olvidar que nuestro pueblo tendrá vida mientras quede alguien guardándolo, sea día o sea noche, sea invierno o verano, el día que no quede un "guardián" en el pueblo, éste perderá la vida, de nada servirá que los que se fueron quieran irse de fiestas para el Santo de turno, todo estará perdido y caerá en el olvido...
Un paraíso nos espera, un mundo donde reina la paz, no existe el estres, ni el ruido, ni los humos, donde todos se conocen, donde te tratas de tu a tú desde el más pobre al más rico, donde las redes sociales son más fuertes, prima lo comunitario sobre el individualismo, donde se puede abrazar a la madre tierra. Un mundo donde se puede ser feliz. El pueblo te espera, no lo dejes morir. Todos juntos podremos poner un STOP a la despoblación rural.
Tienes mucha razón, Chorche...tarde o temprano tendremos que volver a los pueblos ya que este opresivo capitalismo y medio de vida "urbanita" acabará por asfixiarnos...qué pasará cuando acabe esa fuente de riqueza llamada petróleo??? No lo quiero ni pensar....Besos!!!! Pro cierto, soy Arancha!! ajajaja!! que creo que aquí no sale el nombre...
ResponderEliminarHola Arancha, gracias por meterte en el blog, siempre le anima a uno el seguir escribiendo cosas y más cuando sabe que alguien las lee y en especial, gente maravillosa como tú. Me agrada también que tengamos puntos de vista tan próximos en temas como el de los pueblos así que ya sabes, cuida mucho de tu Carenas. No cambies nunca. Un besico
ResponderEliminar