Domingo, he decidido recorrer en bicicleta mi querida ciudad, aquella hacia la cual, como dice una canción de Labordeta, se le guarda una relación de amor y odio.La Ciudad Blanca que conquistó El Batallador. La Siempre Heroica, Inmortal y Muy Noble ciudad de Zaragoza.
Me comentan que hace 200 años aquí en ésta ciudad hubo unos sitios, los Sitios de Zaragoza, las tropas napoleónicas asediaban la ciudad y el fanatismo religioso se empeñaba en sacrificar a la población antes que capitular ante los ateos franceses...Para conmemorar tal aniversario, hace dos años en el 2008 se hizo homenaje a ésta hecho histórico volviendo a dejar la ciudad en estado de sitio. Los militares vuelven a ocupar Aragón, por si fuera poco con la franquista Academia General Militar, la academia de Calatayud, la de Jaca, el cuartel de San Fernando en mi querido barrio y tantos otros puestos militares que me olvido, el impresionante campo de las Bardenas en dónde no se siempra trigo ni cebada sino bombas y metralla, ahora han traído a todo el ejército español para inventar otro día lleno de patritismo castrense al más puro estilo de antaño celebrando el día de "la bandera" y plantando un banderón de España formato XXXXXXL en plena plaza Aragón para anular lo poco que quede de identidad aragonesa en ésta sufrida tierra.
Pero ésto fué sólo el principio de éstos Sitios del Siglo XXI, al igual que las tropas napoleónicas que nos prometían "aires europeos e ideas ilustradas traídas de Francia", nuestro alcalde Belloch llegó prometiéndonos Expos y obras que convertirían a Zaragoza por lo menos en la Paris ibérica y que sólo trajo una Expo-horterada del agua que generó más gasto que beneficios (Al menos para las cuentas públicas y la población en general), que destrozó Zaragoza a base de obras sin acabar, dragados del Ebro, parques empresariales que con la crisis se quedaron vacíos y la promesa de más y más Expos que hundan más en la miseria a ésta ciudad.
Y como colofón final la promesa de comunicaciones al estilo Madrid con metros y tranvías, un tranvía que ha llenado de caos la ciudad, haciéndola totalmente inaccesible a cualquier viandante sea cual sea su condición, conductores, discapacitados, ciclistas, caminantes, usuarios de transporte público...en definitiva otra de tantas obras que crea más problemas de los que soluciona y que el único beneficio que genera es el del empresario capitalista amigo del señor alcalde que se llevó la adjudicación de las obras.
Y así queda la heroica ciudad de Zaragoza, que doscientos años después vuelve a ser devastada, ésta vez no por Napoleón, ni por franceses, ni tampoco por cañones, ésta vez devastada por Belloch, por especuladores y por hormigoneras. Una ciudad endeudada, condenada perpetuamente a la bancarrota, sin un duro para servicios públicos al ciudadano pues la nueva política de juventud aquella que ellos dicen que "no es prioritaria" consiste en crear Expo-horteradas y cerrar Centros de Tiempo Libre. Muy bien señor alcalde, me parece perfecta la idea, los chavales no tendrán un sitio donde disfrutar provechosamente de su tiempo libre pero al menos la Expo les dejará un escenario perfecto para poder hacer grafittis sobre los desalojados pabellones y botellones en las plazas y explanadas del Recinto.
¿Qué dirían nuestros personajes ilustres si levantaran la cabeza y vieran nuestra ciudad como la han dejado? El señor Pignatelli se echaría las manos a la cabeza al ver que de la fuente que construyó a orillas del canal que diseñó, aquella que dedicó a los incrédulos que creían imposible hacer llegar el agua hasta ciertos puntos, ahora está cerrada, sin agua, inservible, seguramente pensaría que el Siglo de la Razón que vivió terminó. El bueno de Goya no daría crédito a lo que ven sus ojos al descubrir que la cultura y el arte brillan por su ausencia en Zaragoza y que los teatros como el Teatro Fleta están inacabados, que la Escuela de Bellas Artes quedó desplazada de su histórico emplazamiento para trasladarla a un ridículo exilio abriendo paso a la siempre presente especulación y que las únicas obras de arte que pasan por la cabeza de los gobernantes son Expos y más Expos horteras, que es éste el único concepto que existe de cultura y arte en ésta ciudad. Joaquín Costa pensaría que había vuelto al siglo que le tocó vivir al ver que los gobernantes siguen siendo igual de corrputos que en el Siglo XIX y que la política sigue obedeciendo a los intereses de la iglesia, los aristócratas y burgueses arcaicos en lugar de a la razón. Alfonso el Batallador rompería a llorar al ver cómo aquel Aragón que lanzó hacia el protagonismo en la península y hacia el respeto de todas las naciones que lo rodeaban ahora es una tierra desolada, olvidada y el hazmerreir de España. Miguel Servet quedaría perplejo al observar el estado de la sanidad pública con sus largas listas de espera complementada por unos también maltrechos servicios sociales. Avempace rompería en un sonoro llanto al ver la Universidad dejada de lado y cada vez más carente de inversión y quedándose cada vez más a la cola de las universidades españolas y europeas y finalmente el fundador Cesar Augusto, se asomaría con tristeza sobre el viejo puente romano observando la amenaza que se cierne sobre el Ebro con su dragado y amenazas de trasvases. Menos mal que Galdós volvería a levantar la cabeza diciendo aquello que "Entre las obras siempre quedará una voz que diga que Zaragoza no se rinde" animando a los ciudadanos a recuperar el heroico espíritu de antaño que hizo a los zaragozanos no rendirse y levantarse contra aquellos que pretenden dejar desolada su querida ciudad.
Así pues, acabo el viaje en el barrio de la Madalena, fortín protagonista en aquellos Sitios de Zaragoza tal y como reflejan sus calles con nombres que evocan aquella gesta y sus paredes en donde aún quedan restos de los cañonazos y metralla. Éste barrio en donde al igual que en aquel entonces parece empeñado en resistir a la ocupación y destrucción a la que pretenden someter la ciudad y que aún mantiene el espíritu de barrio clásico con gentes siempre cercanas y amables, edificios históricos y lugares pictorescos, buen movimiento asociativo, donde siempre encuentras a alguien con quien charrar en lenguas amenazadas de extinción como el aragonés, donde siempre hay arte en la calle acompañado de una buena ronda...un lugar ideal, todo un fortín de resistencia contra la nueva amenaza de los nuevos Sitios del emperador Napoleón Belloch, en definitiva un barrio obrero en donde poder soñar.
Pese a todo, si hay una ciudad a la que amar ésta ha sido es y será siempre Zaragoza, la metrópolis de los aragoneses, en donde nos acabamos juntando todos aquellos que desde los pueblos de Aragón tuvimos que emigrar, en donde nos juntamos con los nuevos vecinos que al igual que nosotros antaño buscan su oportunidad, una ciudad llena de buenas gentes, de múltiples posibilidades, una ciudad aún por construir y que entre todos podemos hacer grande y dotarla de una nueva edad de oro que la convierta y de verdad (no con falsas promesas de expos internacionales) en un referente de Europa y del Mundo.
Me comentan que hace 200 años aquí en ésta ciudad hubo unos sitios, los Sitios de Zaragoza, las tropas napoleónicas asediaban la ciudad y el fanatismo religioso se empeñaba en sacrificar a la población antes que capitular ante los ateos franceses...Para conmemorar tal aniversario, hace dos años en el 2008 se hizo homenaje a ésta hecho histórico volviendo a dejar la ciudad en estado de sitio. Los militares vuelven a ocupar Aragón, por si fuera poco con la franquista Academia General Militar, la academia de Calatayud, la de Jaca, el cuartel de San Fernando en mi querido barrio y tantos otros puestos militares que me olvido, el impresionante campo de las Bardenas en dónde no se siempra trigo ni cebada sino bombas y metralla, ahora han traído a todo el ejército español para inventar otro día lleno de patritismo castrense al más puro estilo de antaño celebrando el día de "la bandera" y plantando un banderón de España formato XXXXXXL en plena plaza Aragón para anular lo poco que quede de identidad aragonesa en ésta sufrida tierra.
Pero ésto fué sólo el principio de éstos Sitios del Siglo XXI, al igual que las tropas napoleónicas que nos prometían "aires europeos e ideas ilustradas traídas de Francia", nuestro alcalde Belloch llegó prometiéndonos Expos y obras que convertirían a Zaragoza por lo menos en la Paris ibérica y que sólo trajo una Expo-horterada del agua que generó más gasto que beneficios (Al menos para las cuentas públicas y la población en general), que destrozó Zaragoza a base de obras sin acabar, dragados del Ebro, parques empresariales que con la crisis se quedaron vacíos y la promesa de más y más Expos que hundan más en la miseria a ésta ciudad.
Y como colofón final la promesa de comunicaciones al estilo Madrid con metros y tranvías, un tranvía que ha llenado de caos la ciudad, haciéndola totalmente inaccesible a cualquier viandante sea cual sea su condición, conductores, discapacitados, ciclistas, caminantes, usuarios de transporte público...en definitiva otra de tantas obras que crea más problemas de los que soluciona y que el único beneficio que genera es el del empresario capitalista amigo del señor alcalde que se llevó la adjudicación de las obras.
Y así queda la heroica ciudad de Zaragoza, que doscientos años después vuelve a ser devastada, ésta vez no por Napoleón, ni por franceses, ni tampoco por cañones, ésta vez devastada por Belloch, por especuladores y por hormigoneras. Una ciudad endeudada, condenada perpetuamente a la bancarrota, sin un duro para servicios públicos al ciudadano pues la nueva política de juventud aquella que ellos dicen que "no es prioritaria" consiste en crear Expo-horteradas y cerrar Centros de Tiempo Libre. Muy bien señor alcalde, me parece perfecta la idea, los chavales no tendrán un sitio donde disfrutar provechosamente de su tiempo libre pero al menos la Expo les dejará un escenario perfecto para poder hacer grafittis sobre los desalojados pabellones y botellones en las plazas y explanadas del Recinto.
¿Qué dirían nuestros personajes ilustres si levantaran la cabeza y vieran nuestra ciudad como la han dejado? El señor Pignatelli se echaría las manos a la cabeza al ver que de la fuente que construyó a orillas del canal que diseñó, aquella que dedicó a los incrédulos que creían imposible hacer llegar el agua hasta ciertos puntos, ahora está cerrada, sin agua, inservible, seguramente pensaría que el Siglo de la Razón que vivió terminó. El bueno de Goya no daría crédito a lo que ven sus ojos al descubrir que la cultura y el arte brillan por su ausencia en Zaragoza y que los teatros como el Teatro Fleta están inacabados, que la Escuela de Bellas Artes quedó desplazada de su histórico emplazamiento para trasladarla a un ridículo exilio abriendo paso a la siempre presente especulación y que las únicas obras de arte que pasan por la cabeza de los gobernantes son Expos y más Expos horteras, que es éste el único concepto que existe de cultura y arte en ésta ciudad. Joaquín Costa pensaría que había vuelto al siglo que le tocó vivir al ver que los gobernantes siguen siendo igual de corrputos que en el Siglo XIX y que la política sigue obedeciendo a los intereses de la iglesia, los aristócratas y burgueses arcaicos en lugar de a la razón. Alfonso el Batallador rompería a llorar al ver cómo aquel Aragón que lanzó hacia el protagonismo en la península y hacia el respeto de todas las naciones que lo rodeaban ahora es una tierra desolada, olvidada y el hazmerreir de España. Miguel Servet quedaría perplejo al observar el estado de la sanidad pública con sus largas listas de espera complementada por unos también maltrechos servicios sociales. Avempace rompería en un sonoro llanto al ver la Universidad dejada de lado y cada vez más carente de inversión y quedándose cada vez más a la cola de las universidades españolas y europeas y finalmente el fundador Cesar Augusto, se asomaría con tristeza sobre el viejo puente romano observando la amenaza que se cierne sobre el Ebro con su dragado y amenazas de trasvases. Menos mal que Galdós volvería a levantar la cabeza diciendo aquello que "Entre las obras siempre quedará una voz que diga que Zaragoza no se rinde" animando a los ciudadanos a recuperar el heroico espíritu de antaño que hizo a los zaragozanos no rendirse y levantarse contra aquellos que pretenden dejar desolada su querida ciudad.
Así pues, acabo el viaje en el barrio de la Madalena, fortín protagonista en aquellos Sitios de Zaragoza tal y como reflejan sus calles con nombres que evocan aquella gesta y sus paredes en donde aún quedan restos de los cañonazos y metralla. Éste barrio en donde al igual que en aquel entonces parece empeñado en resistir a la ocupación y destrucción a la que pretenden someter la ciudad y que aún mantiene el espíritu de barrio clásico con gentes siempre cercanas y amables, edificios históricos y lugares pictorescos, buen movimiento asociativo, donde siempre encuentras a alguien con quien charrar en lenguas amenazadas de extinción como el aragonés, donde siempre hay arte en la calle acompañado de una buena ronda...un lugar ideal, todo un fortín de resistencia contra la nueva amenaza de los nuevos Sitios del emperador Napoleón Belloch, en definitiva un barrio obrero en donde poder soñar.
Pese a todo, si hay una ciudad a la que amar ésta ha sido es y será siempre Zaragoza, la metrópolis de los aragoneses, en donde nos acabamos juntando todos aquellos que desde los pueblos de Aragón tuvimos que emigrar, en donde nos juntamos con los nuevos vecinos que al igual que nosotros antaño buscan su oportunidad, una ciudad llena de buenas gentes, de múltiples posibilidades, una ciudad aún por construir y que entre todos podemos hacer grande y dotarla de una nueva edad de oro que la convierta y de verdad (no con falsas promesas de expos internacionales) en un referente de Europa y del Mundo.
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